VILLARD DE HONNENCOURT
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Dibujos del Cuaderno de Villard de
Honnencourt (1220-1240) |
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Villard de Honnencourt (nacido en Picardía y muerto en Francia hacia
el año 1250) fue un maestro arquitecto que vivió en la primera mitad
del siglo XIII, del que afortunadamente se conserva (Bibliothèque
Nationale de París, MS P. 19.093) su cuaderno de viajes en el que
realizó cerca de 250 dibujos que datan de los años 1220-1240 con
comentarios en los que su autor demuestra el interés por los nuevos
avances en la arquitectura y escultura de su época. Gracias a dicho
cuaderno conocemos una gran variedad de datos sobre técnicas
constructivas y de ingeniería.
Destaca su dibujo de una de las torres de la fachada oeste de la
catedral de Laon y las de capillas radiales de la catedral de Reims.
Entre los dispositivos mecánicos esbozados por Villard destaca una
máquina de movimiento perpetuo, de elevación, así como una serie
de dibujos anatómicos y geométricos en los que, entre otras cosas,
explica cómo representar la figura humana, animales y vegetales,
utilizando cánones ya presentes en Vitrubio.
Villard comenta que había estado en países como Suiza, Hungría y
Alemania. Esto confirma que los masones con ciertas aspiraciones
profesionales habían de realizar el famoso “Tour de France” o viaje de
formación visitando otras cofradías y obras de las que aprender nuevas
técnicas y diseños.
Dibujos del Cuaderno de Villard de
Honnencourt (1220-1240)
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El magister murii aprendía los conocimientos geométricos necesarios
para trazar el proyecto de un edificio partiendo tan solo con tres
cosas; la “justa medida”, la escuadra y el compás. Es más, el maestro
de obras medieval podía erigir una Iglesia sin un proyecto previo con
la sola ayuda de tales instrumentos . Tal “secreto” se mantuvo durante
muchos siglos a pesar de algunas “divulgaciones” más o menos
parciales. En efecto, en el siglo XIII aparecen trabajos en lenguas
vernáculas, como la anónima
Pratike Geometrie en dialecto picardo, el de Sainte Geneviève o el
Cuaderno de notas de Villard de Honnecourt. Ciertos dibujos técnicos
del Cuaderno de Villard de Honnecourt desvelan algunos secretos del
oficio relativos a construcciones elementales de geometría. Pero ya a
finales del XV y durante el XVI aparecen una serie de tratados que
divulgan los “secretos del oficio”. Es el caso de Hans Schmuttermayer
(1498), Lorenz Lechler (1516), Wolfgang Rixner (1445–1515), Jacob
Strommer (1561–1614) o Rodrigo Gil de Hontañón (1500-1577). Merece
especial atención la Geometría Deutsch (1486) del maestro
Mattäus Roriczer. En ella se explican las operaciones de geometría
necesarias para la construcción de un edificio al modo tradicional, es
decir, con solo la regla y el compás. Por ejemplo, explica cómo: a)
determinar dos rectas perpendiculares ente sí; b, c, d) trazado de un
pentágono, heptágono y octógono regular; e) cálculo gráfico del
desarrollo de una circunferencia; f) determinar el centro de un arco,
y g) obtener un triángulo de área igual a la de un cuadrado dado o
viceversa, etc.
En suma, a partir de una “medida
cierta” dada, un experto maestro constructor había de desarrollar
todas las demás magnitudes de la planta y del alzado por medios
estrictamente geométricos. El conocimiento de esta forma de determinar
las proporciones se consideraba tan esencial que las logias medievales
lo guardaban como un secreto profesional. El citado Roriczer también
divulgó parte de la técnica de «cómo sacar de la planta el alzado» de
todo el edificio mediante un único cuadrado «conforme a la medida
cierta». En efecto, un cuadrado puede servir para generar rectángulos
al trazar la diagonal de medio cuadrado (la sección áurea) o también
la diagonal de un cuadrado completo. Estas proporciones, tan fáciles
de conseguir y de recordar, eran frecuentemente utilizadas para fijar
las dimensiones y proporciones de diferentes partes del edificio,
incluidos los pináculos a partir de un cuadrado inicial en el que se
inscriben otros cuadrados con sus vértices situados en los centros de
los lados del anterior. La predilección medieval por la proporción
conforme a la medida cierta (usualmente el rectángulo 1: √2) fue
heredada de Vitrubio (VI, 3; IX, prefacio, 2 y ss.), el cual se
remonta a Platón (Menón, 82 y ss.) para «sacar de la planta el alzado»
según la «medida cierta». A este sistema se refiere probablemente Beda
el Venerable cuando, en su Vita sanctorum abbatium monasterio in
Wiramutha et Girvum (primer cuarto siglo VIII) comenta que su
maestro, Benito Biscop, tuvo que ir a la Galia para encontrar
artesanos que construyeran su iglesia «a la manera de los romanos» .
En las láminas de Villard de Honnecourt (siglo XIII) también se enseña
a partir en dos el cuadrado con el fin de determinar las proporciones
«ciertas» de una construcción, en este caso la planta de un claustro.
En 1268 Etiénne Boileau, en su conocido Livre des Métiers, ya
prevenía a los maestros respecto a los obreros no cualificados a fin
de “que no muestren a ninguno de ellos ningún punto del oficio” .Y el
punto tercero del manuscrito Regius, datado en 1390, ordenaba
al aprendiz “conservar y guardar el consejo de su maestro y el de sus
compañeros y no decir a ninguno nada de lo que haya visto u oído en la
logia… a me-nos que quiera traer la culpa a sí mismo y la vergüenza a
su oficio”. Por su parte, una asamblea de Corporaciones de canteros
centroeuropeos celebrada en Ratisbona (Regensburg) había autorizado a
poner en marcha el Hüttenfürdrung, un sistema de ingreso y
promoción profesional que comprendía los grados de aprendiz, oficial y
maestro. Para aprobar el Fürdrung, el oficial había de demostrar que
poseía la ciencia necesaria para proyectar el alzado de un edificio.
Las Ordenanzas de Estrasburgo de 1459 especifican que un maestro
constructor tenía que ser capaz de hacer la elevación a partir del
plano, es decir, proyectar las tres dimensiones de un edificio
partiendo de un segmento unidimensional. El artículo 13 de dichas
Ordenanzas preceptúa que “ningún obrero, maestro, portavoz ni
jornalero podrá enseñar a quienquiera que no sea de nuestro oficio y
no haya hecho jamás trabajos de albañil, cómo efectuar el
levantamiento de un plano”. Las ordenanzas o estatutos de numerosas
corporaciones de oficios, muestran que éste fue el método tradicional
de acceso a la maestría y que tales conocimientos eran paulatina-mente
enseñados por el maestro al oficial o al aprendiz dentro de la
“logia”.
En definitiva, a lo largo de los siglos XIV y XV las corporaciones
artesanales europeas establecen y consolidan los medios de acceso y
promoción profesional mediante un sistema sometido a autorregulación
estatutaria que viene a reservar a los más cualificados, los maestros,
el acceso a los conocimientos geométricos más complejos para la
construcción de edificios.
Todavía en la época en que AlbertoDurero (1471-1528), el principal
representante del renacimiento alemán, viajaba por Europa y
singularmente realizaba sus viajes de estudios por Italia, los oficios
de la construcción seguían regidos por el secreto y la transmisión
oral del conocimiento. Recuérdese la regla del silencio invocada en el
estatuto que los canteros reunidos en Ratisbona aprobaban en 1459. A
pesar de las innovaciones de los artesanos renacentistas, todos ellos
trataban de integrar todo descubrimiento dentro de una tradición
secular y prestigiosa que les emparentaba con Platón, Euclides,
Vitruvio, etc. Al igual que Roritzer, Durero, por ejemplo en su obra
Underweysung, utiliza expresiones del vocabulario corporativo
medieval tales como «extrae el alzado de la planta» (aus dem grund
ziehem) y construye formas «según la justa medida» (das rechte Mass).
Y para los conceptos matemáticos abstractos se serviría de las
expresiones gráficas que venían usando los artesanos de generación en
generación, por ejemplo: Fischblase
(vejiga de pez) y der neue Monds-chein (media luna) para la
intersección de dos circunferencias, Eberzähne (dientes de
jabalí) para los ángulos formados por arcos de circunferencia,
Ortstrich (trazo de esquina) para la diagonal, y acuñó términos
nuevos sobre principios similares, por ejemplo Gabellinie
(línea de horca) para la hipérbola, Brennlinie (línea ardiente)
para la parábola, Schneckenlinie (línea de caracol) para la
espiral, etcétera. Los influxus sublimiores (influencia de lo
alto) que desempeñan un papel tan destacado en la literatura
neoplatónica pasaron a ser, siguiendo el uso de Suso y Eckhart,
öbere Eingiessungen; y el thesaurus penetralibus suis
absconditus de Ficino se transformó, conforme a la traducción
libre que hiciera Lucero de Mateo 12, 35, en der heimliche Schatz
des Herzens (el tesoro secreto del corazón).
Extractado
de: Javier Alvarado Planas, Heráldica, simbolismo y usos
tradicionales de las corporaciones de Oficio; las marcas de canteros,
Madrid, 2009, pp. 42-46.
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